jueves, 22 de mayo de 2014

Historia de la lobotomía


En uno de los capítulos especiales de Halloween de los Simpson, Homer viaja a través de varios universos temporales alternativos gracias a una tostadora estropeada a la que convierte involuntariamente en máquina del tiempo por medio de una desastrosa reparación. Uno de esos universos está dominado por Ned Flanders, convertido en una especie de Gran Hermano cursi y sonriente que no duda en practicar lobotomías frontales a los ciudadanos descontentos con el régimen. El método que se emplea al practicarlas consiste, en palabras del tabernero Moe Szyslak, en extraer un pedazo de cerebro a través de la nariz, sin necesidad de abrir el cráneo en una operación abierta.

Por surrealista que pueda parecer el método descrito en la famosa serie de dibujos animados, varios miles de personas fueron sometidas a operaciones similares entre los años treinta y sesenta de pasado siglo, aunque los orígenes de la lobotomía se remontan a finales del siglo XIX. Utilizando diferentes técnicas, a estas personas se les extraían pedazos enteros de sus lóbulos frontales, aunque lo más común era que los cirujanos se limitaran a cortar las vías nerviosas que comunican dichos lóbulos con el resto del cerebro. Al hacer esto, se pretendía curar enfermedades y desórdenes mentales como la esquizofrenia, la depresión o los trastornos obsesivo-compulsivos. Lo cual se conseguía en apariencia muchas veces, ya que los enfermos se volvían dóciles y tranquilos, aunque lo que en realidad ocurría es que quedaban básicamente catatónicos, gravemente incapacitados para el resto de sus vidas.

                                         Picahielos adaptados para la lobotomía

Eliminar las conexiones por las que cursaban emociones básicas como la ira o el dolor, parecía un buen sistema para mejorar la calidad de vida de la persona afectada y de su familia. Egas Moniz propuso una técnica que consistía en hacer dos pequeños agujeros a los dos lados de la frente y meter a su través una herramienta de la que salía un alambre retráctil que cortaba el tejido nervioso y permitía separar la corteza prefrontal del resto del cerebro. Freeman usaba otra técnica llamada la lobotomía del punzón de hielo porque insertaba un instrumento puntiagudo a través del delgado hueso que forma la órbita ocular, dando un golpe con un martillo, y luego lo movía hacia un lado y otro, seccionando también las conexiones de la corteza prefrontal. La técnica de Freeman era muy rápida, no requería hospitalización y llegaba a realizar unas 25 lobotomías al día. En una década y media que estuvo en uso esta técnica, se hicieron decenas de miles de operaciones psicoquirúrgicas en todo el mundo. La lobotomía desapareció del “arsenal” de los psiquiatras cuando aparecieron nuevos fármacos como los antipsicóticos y analgésicos poderosos, pero ellos tampoco estaban libres de efectos secundarios y problemas.


Mediante este método, Freeman lobotomizó a centenares de personas entre 1947 y 1967, incluyendo a una hermana del presidente John Fitzgerald Kennedy, Rosemary, que quedó infantilizada de por vida. Finalmente, le fue retirada la licencia después de que varios de sus pacientes murieran a causa de hemorragias cerebrales.

Por aterrador que nos parezca hoy día, lo cierto es que la práctica de la lobotomía estuvo ampliamente extendida y aceptada durante las décadas centrales del siglo XX. Se calcula que en ese plazo de tiempo fueron lobotomizadas varias decenas de miles de personas, no sólo en los Estados Unidos, sino en el Reino Unido y en Escandinavia. Se trata, en cualquier caso, de uno más de esos capítulos oscuros de la medicina en los que fue tan fecundo el siglo XX, quizá tan sólo superado por el enorme éxito de la eugenesia en esas mismas décadas.


Para saber más:
C. George Boeree, «A Brief History of the Lobotomy», disponible en http://webspace.ship.edu/cgboer/lobotomy.html.
Annalee Newitz, «The Strange Past and Promising Future of the Lobotomy», Wired Science, 31/03/2011, disponible en http://www.wired.com/wiredscience/2011/03/lobotomy-history/

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